Chunkuns y Hordak

Yo quisiera ser dragón. Lo pienso cada vez que ordeno el lonche numero dos, pollo cantones con arroz frito. En el horóscopo chino uno puede ser dragón, perro, buey, vibora…yo soy gallo. El gallo se me hace poco romántico, uno lo ve en cajas de cornflakes en cualquier mercado. Según me dice el mantel, el gallo es un ser excéntrico, engreído, trabajador y profundamente espiritual. Que raro adjudicarle todo eso a un gallo, en cambio en el horóscopo occidental soy piscis. Según dice soy de temperamento artístico, voluble, extremadamente sensible e inclinada a las adicciones. El pez me parece un animal mas bonito y además nada en el mar que es grande y siempre esta en movimiento, en cambio el gallo esta en un corral embarazando gallinas y despertando a la gente de las rancherías. La primer pesadilla que tuve fue interrumpida por el canto de un gallo al amanecer. En el sueño un personaje de caricatura me perseguía y me quería matar, era Hordak, salia en She Ra (hermana de He Man). El canto del gallo interrumpió el sueño y desperté, corrí a la cama de mis papás y ahí dormí las horas siguientes.
Pero estaba hablando de dragones. Me gustan porque no se si existieron. Quizá vivieron en la época de los dinosaurios, por eso de la anatomía, digo. Se me hace difícil creer que andaban por ahí cuando la gente vivía en castillos y chozas, protegiendo doncellas y tesoros y pereciendo bajo la espada de algún caballero que apenas se podía mover por la armadura. Es un misterio, y como todo lo misterioso me atrae le voy a entrar al chunkun que brilla de alegría ahí solito. O quizá brille por la grasa. Total. Siempre me han gustado, deje de comerlos por diez años cuando me hice vegetariana. Nunca sabre de que están rellenos, y se que los chinos no discriminan a la hora de comer. Puedo estar comiendo ratón, perro o gato, sobras de otros platos molidas y sazonadas, enrolladas en su versión de una tortilla de harina. Mi madre me regaña cuando compro tortillas de harina porque dice que engordan el doble que las de maíz. Le molesta mi sobre peso. Le molestan muchas cosas que no deberían de importarle como por ejemplo que yo gaste mi dinero en música, pero la música es algo que no cambio por nada, es mi medicina, mi alegría y mi obsesión. Es bella, intangible e incontenible. Desde Mozart hasta los Beatles, Rachmaninof a Carole King, pasando por Celso Piña y Ella Fitzgerald, la quiero toda en mi colección, aunque últimamente escucho pura música de dudosa calidad, pop MTV que me da comezón en el cerebro.