Thursday, October 19, 2006

Me decía mi amigo que ya se siente como navidad. Los dos somos igual de cursis, y se a lo que se refiere. Yo con el primer viento frío siento el cambio de estación, que para mi es una mezcla de otoño-invierno ya que aquí no hay árboles que nos regalen hojas doradas en octubre ni nieve que vista de blanco las calles en diciembre, solo hay frío y lluvia y después verde.
Para mi navidad es un solo recuerdo: Yo en la sala de mi casa, adornada hasta casi empalagar pero sin llegar a hacerlo. Árbol grande con esferas rojas y blancas, bastones de dulce, duendes verdes en trineos de madera, moños rojos con dorado, luces de todos colores, hombres de nieve hechos de peluche y por supuesto, la estrella dorada coronándolo todo; ahora el árbol de la casa de mis padres solo luce adornos beiges y dorados para coordinar con la sala, sigue siendo bonito pero antes era mas calido.
Aparte del árbol estaba el nacimiento, nueces en canastas, una villa navideña con luces y nieve hecha de papel y mi lugar favorito, una mesa redonda con kisses de chocolate y otros adornos. La recuerdo mucho porque solo se puso una navidad.
Como mis padres trabajan en las tardes estaba prácticamente sola la mayor parte del tiempo. Esperaba a que fueran las cinco de la tarde y prendía todas las luces de los adornos. Subía el volumen de la música de las luces del árbol, que era un popurrí de melodías navideñas, y me sentaba a sacar las tonadas en el teclado.
En cuanto siento el viento frío y pienso en navidad ese recuerdo viene a mi mente.
También hay otro recuerdo. Hubo una navidad, la peor de todas, donde mis padres atravesaban una crisis económica muy grave. Mi madrina de bautizo nos invito a pasar la navidad en su casa en Chula Vista. Pasar la navidad en otra casa ya era raro para mi, pero comer tamales calentados en microondas, servidos en un plato desechable con soda sabor coca cola y frijoles de lata, no era exactamente mi idea de navidad.
Mi madre saca en navidad su vajilla especial para la ocasión, hace una festín, pavo, jamón, ensaladas, postres, frijoles puercos, papas al horno, pan recién horneado, botanas, vino, cerveza. Ocasionalmente comíamos tamales hechos por mi abuela, los mejores del mundo por cierto! En fin, la navidad en Chula Vista era algo deprimente. Lo peor fue cuando al otro día fui al árbol y no había nada para mi, cuando le pregunte a mi mama me dio las llaves del carro para que fuera por mi regalo, sin envolver. El encanto perdido. Afortunadamente, muchas otras navidades han eclipsado ese recuerdo. Cursileria a flor de piel.

3 comments:

Eric said...

¿Nunca has olido la navidad? a mí me pasa, huelo éso que no podría explicarte, huelo frío ... no sé, huelo algo especial que solo defino como navidad, o mejor dicho como época.¨Personalmete no guardo un bello de recuerdo de ella, aunque no significa que me no me guste, por el contrario, sentir que por un rato se va la vida, ésa éspoca que dura re´poquito tiempo, es disfrutar de éso nomás. Tu navidad en chula vista? solo puedo decirte algo, me enoja comer tamales calentados en micros, comer en platos desechables... y lo peor es en verdad una aberración para mí... echarme un trago en vaso desechable, me molesta sobremanera. No necesariamente debe ser en cristal cortado donde tenga que comer, pero un vasito de vidrio de ésos de 12 pesos, te hace un poco placentero el paladar..
Llevo mucho pero mucho leyendote.
Saludos.
P.D el verde me conoce

Claudia X said...

Hola Eric! Gracias por pasar y comentar. Y si, lo de los vasos desechables estan bien para una fiesta cualquiera, pero navidad es para mi la vajilla de mi ma, snif, jaja. Saludos!!!

verdette said...

Lo curioso de Chula Vista California es que no tiene nada de chulo por donde le veas.
Imaginate que es una extención de Tijuana en el otro lado.
merry cristhmas