Thursday, June 22, 2006

Una especie de confesión

Viviendo en Rosarito uno esta desconectado de muchas cosas. Me di cuenta de ello cuando mis amigos empezaron a ir a la escuela a Tijuana y regresaban escuchando otra música, vistiendo diferente y hablando de diferentes temas. Las cosas cambian con el tiempo y la población creciente, pero yo nací aquí y mi forma de ser se ha moldeado según mi entorno.
Crecí viendo mucha televisión, específicamente un canal en ingles de San Diego donde solo pasaban series cómicas y caricaturas. En la escuela vi algo de historia pero siempre me pareció remota, sobre todo por el nulo esfuerzo de mis maestros en hacerla interesante para los niños, a mi me queda muy claro que al sistema educativo no le interesa enseñarnos a pensar, solo le interesa retacarnos de datos de una manera que no nos importe realmente, nos enseñan a obedecer, a no pensar por nosotros mismos y mucho menos cuestionar.
Cuando murió Colosio yo tenía 13 años y no sabia quien era. El nombre me sonaba a nombre de perro. Sigo viviendo en la ignorancia política en lo que a este país se refiere, tengo una extraña obsesión por las marranadas que hace Washington y el conflicto de medio oriente, pero se ha ido apagando por mi propia salud mental.
Mis lecturas están orientadas hacia la introspección y el individualismo.
El exterior ofrece poco a mi paz personal, y absorbo mucho de lo que me estorba. Soy una gran esponja, una esponjota cursi con tendencia a la melancolía.
Creo sinceramente que uno solo puede cambiar su propia vida mediante la meditación constante, y no me refiero a la meditación en flor de loto sino simplemente a pensar en la vida de uno, a escarbarle a todo lo que se nos ha impuesto y quitarnos todo lo que no viene de nuestra propia naturaleza. La depuración de elementos dañinos que se introducen en nuestra mente sin que nos percatemos de ello. Llegar al yo verdadero y seguir sus impulsos, ese es el camino que creo correcto. Lo demás, a mi ver, sobra.
Mi burbuja la he creado con los ojos bien abiertos, es un retiro de toda la polución mental a la que he estado expuesta.
Afuera hay guerras, política, deseo de poder y reconocimiento.
Adentro hay música y fantasía.
Soy pues, poco objetiva. Mis ideas son muy personales y han derivado de mi experiencia, mi relación con el mundo que conozco y de mis lecturas caprichosas.
A veces creo que no debería de ser así, que debería de informarme, participar mas activamente en mi comunidad, interesarme en la política actual, pero estas ideas parecen venir de otra parte. Esto quizá serviría a mi ego, pero no me haría feliz.
El mundo esta en manos de los peores elementos, quien esta en el poder lo ha deseado con ansias y el poder corrompe, sin duda. Dado el extraño caso de que algún político quiera hacer el bien se vería obstaculizado por una serie de situaciones fuera de su alcance, las empresas gobiernan este mundo, el dinero es el único Dios.
Yo mejor me dedico a otra cosa.
Intento llegar al fondo.
Escarbo, remuevo, busco. En algún lugar estoy, bajo capas de ideas inducidas, errores de percepción, publicidad subliminal, educación mediocre. En algún lugar estoy y quiero verme salir y decir: esta soy yo, genuinamente. Vivir sin miedo, fluir, desatar mi naturaleza esencial, esa que no conoce de reglas y deberes.
Quiero olvidar todo lo que se y regresar atrás, muy atrás, a cuando era una gota en el mar, una parte infinitesimal de la mente universal. Quiero recordar el momento en que me desprendí y decidí habitar este mundo material de sangre y dolor, pero también de placer y alegría, amor y belleza. Quiero experimentar el tiempo como lo que es y comprender que aquí solo estoy lo que dura un suspiro, dejarme de preocupar por trivialidades y los acontecimientos de este planeta en decadencia.
Desprogramarme y quitarme el velo del rostro, ver el mundo con mis ojos verdaderos.
Esto es lo que deseo.

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