Tuesday, February 13, 2007

My Bloody Valentine( San Valentín sangriento)

El viento frío golpeaba las ventanas con violencia aterradora. Los huesos temblaban bajo la carne y las venas. Una sombra amenazante se asomaba por la ventana, simulando imágenes terribles. El crujir de las hojas erizaba el cabello de los brazos y la luna como media sonrisa vestía de rojo en honor de San Valentín. Helena descansaba desnuda sobre una cama de pétalos de rosa. Miedo y deseo recorrían su sangre en un ir y venir que la embriagaba. Esperaba a su amor prohibido; cada segundo, sus latidos apresuraban su paso, como sin con ello corriera el tiempo mas aprisa o la distancia se acortara. Había esperado este momento desde el amanecer, se había preparado dejando a su imaginación vagar por deliciosas situaciones que le gustaría recrear, incluso se había puesto nerviosa, estuvo a punto de enfermar. La llama de su deseo, encendida solo una vez, ardía como un volcán, esperando impaciente el momento de estallar.

Y de pronto ahí estaba, como salido de la nada, su príncipe había llegado y el tiempo perdió sentido. No traía flores ni chocolates; se abalanzó sobre Helena como una pantera, y la tierra tembló y los mares se desbordaron. Se juraron amor eterno, planearon su futuro. Se habló de vestidos blancos y sabanas de seda; pero corta seria la dicha de este amor desafortunado, sus risas y suspiros se acababan uno a uno.

Esa noche mientras soñaban, un tercero se coló en la habitación. Se acercó a la cama silenciosamente y de un corte rápido y preciso abrió el pecho de Helena, exponiendo su corazón que pulsaba con fuerza. Con una mano lo sacó y después lo besó con ternura.
-Dijiste que era mío tu corazón, y aunque fueras una puta y me engañaras me lo ibas a cumplir, perra.

Degolló al amante camino a la puerta y se fue a casa con el corazón de Helena en una lonchera de Star Wars.

2 comments:

Juan-Jo said...

Como dice tu maestra: Vas mejorando, vas mejorando, Claudita!
Ja, ja, Oye, te quedo muy padre, sigue así y postea más, no seas mala con tus lectores.

El Reportero said...

¿Así que ahora escribís cuentos infantiles, pebeta? Este está bueno para leérselo a los pibes antes de dormir. Saludos desde Buenos Aires (la colonia).